Pensar, escribir y comunicar para la Paz
Por Ceinett Sánchez
Periodista, consultora en comunicaciones estratégicas y docente universitaria
ceinettsanchezquintero@gmail.com / Contacto 1829. 7252525
Esta madrugada, amanecí muy inquieta… Acababa de soñar, que llovían portaviones y tanques de guerra sobre un desierto... Lejos, estábamos al borde de aquel escenario, como si se tratara de un espectáculo dantesco que podíamos apreciar desde las gradas... Allí, me vi a mí misma con dos periodistas a mi lado: uno, mi esposo, otro, un gran amigo de la juventud que vive en Europa, relativamente cerca del Medio Oriente.
Luego de esto, pero en otro escenario donde evidentemente se había librado una batalla, vi a un hombre corpulento, alto, grueso, con cabellos negros, no hablaba, pero su presencia me indicaba, que era una marioneta, manipulado por fuerzas malignas y que le indicaban en todo momento qué hacer y cómo actuar, su propia vida y la de sus familiares, estaba comprometida y por eso actuaba como actuaba.
Ambas situaciones, me resultaron tétricas, aterradoras y por eso desperté inquieta… Me puse mis zapatos deportivos, y como de costumbre, salí al parque con mi perro a ejercitarme… después de varios kilómetros, cuando ya decidí estirarme un poco, me detuve a recoger una hermosa pluma blanca del suelo, supongo de una paloma, símbolo de la paz y decidí entonces, escribir estas líneas sobre la importancia de pensar, escribir y comunicar para la paz.
Javier Darío Restrepo (QPD), periodista colombiano y padre de la ética periodística, nos dejó sin lugar a dudas en vida y aún después de su muerte, grandes lecciones para el gremio y que sobre todo hoy en día en medio de situaciones que se sirven de escenarios fronterizos, merecen la pena recordar.
Restrepo, fue un gran colaborador del también periodista colombiano y Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, cuya fundación con igual nombre con sede en Cartagena de Indias, se ha dedicado por años a la formación de miles de colegas de Latinoamérica.
Cuando tuvimos el privilegio de conocerlo en agosto del año 2019, en la sede de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York, en el marco de la 9na edición del Congreso Hispanoamericano de Prensa, pudimos conversar unas pocas semanas antes de su muerte y recordar algunos de estos legados…
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| Darío Restrepo, sede la ONU, NY (2019) |
Del ‘Decálogo del buen periodista’, tomaré algunos referido a la Ética, que de acuerdo al pensamiento aristotélico, no es más que la disciplina que estudia el bien y el mal, así como sus relaciones con la moral y el comportamiento humano.
El buen periodista ha de ser, ante todo, una buena persona; como obra del espíritu que es, el buen ejercicio de la comunicación, solo puede ser producido cuando los periodistas aman el bien común, así como aman a su carrera y sí mismos.
El buen periodista tiene un sentido de misión, en su ejercicio profesional; así como los soldados, tienen muy clara su misión de velar por la defensa y la seguridad territorial de los países a los cuales sirven, los comunicadores, deben tener muy claro el objetivo de cumplir, con dignidad y el respeto a los derechos de las personas, incluyendo el derecho a estar debidamente informado, su trabajo, más allá de sus propios intereses personales.
El buen periodista es un apasionado por la verdad; Todos sabemos que los individuos jamás podrán ser objetivos, tampoco creo que el periodismo lo sea, porque dentro de nuestras imperfecciones como humanos, vemos y recogemos informaciones con altos niveles de subjetividad.
Ahora bien, hay realidades que tenemos la facultad de construir a través de la narrativa; por tanto desde mi punto de vista, pienso que tenemos grandes oportunidades de transmitir aquello, que además de resultar útil, puede ayudar a salvar incluso la vida, no sólo la individual, sino también la colectiva.
Como recordaba nuestro amigo y profesor Rafael Molina Morillo, quien dirigió por años el periódico dominicano El Día, “la libertad de expresión no es un regalo ni una concesión de los gobiernos, sino un derecho con el que se nace y que no tiene fronteras ni puede ser negociado”. Aseguraba, que tiene que ser defendido con ardor por la generalidad de los ciudadanos y no solamente por los periodistas, al ser una herramienta indispensable para que en una sociedad cualquiera, pueda florecer la democracia.
Y es que las sociedades son más democráticas cuando sus ciudadanos ejercen sus derechos de manera más consciente y efectiva. Pero mucho mejor es, que los periodistas, responsables de la recolección de datos, procesamiento y difusión de informaciones, puedan aplicar siempre el sentido de la Ética y la responsabilidad en la cobertura en medio de un conflicto, al momento de ejercer sus profesiones por el bien común y el desarrollo de las naciones donde viven.
Recordemos además, que el buen periodista es autocrítico; ya que el periodismo se aprende y perfecciona más en los errores que en los aciertos. Un error señala las debilidades, estimula las correcciones y logra que hoy se hagan las cosas mejor que ayer y que mañana sean de mayor calidad que las de hoy.
El buen periodista elabora conocimiento y lo comparte; por tanto, hay que procurar utilizar un “lenguaje que simplifique lo complejo y convierta lo difícil, en moneda que todos podamos utilizar”.
No olvidemos que la cuestión fundamental de este oficio es el entendimiento con el otro y ser capaz de funcionar en conjunto con los otros. No nos hacemos profesionales para nosotros mismos o envanecernos; NO!... Nos hacemos profesionales, para servir a los demás!...
Somos bellos instrumentos que apreciamos realidades, independientemente de donde trabajemos o ejerzamos la profesión, lo hagamos de manera individual o corporativa; nuestro rol es observar las circunstancias, interpretarlas, procesarlas y servirlas ante la opinión pública, con toda intención de transformar y dejar legados…
Así que adelante mis queridos colegas, seamos éticos, reflexivos, de correcto proceder, consultemos y citemos debidamente las fuentes, seamos creativos y no perdamos el tiempo, solamente en replicar aquellas informaciones que en nada edifican a las audiencias, no infundamos el terror, avivemos dolores innecesarios y si en algo podemos ayudar a la humanidad, pues pensemos, escribamos y comuniquemos para la paz!
Dios los Bendiga!
Ceinett Sánchez,
Periodista, consultora en comunicaciones y docente universitaria.
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