"Facebook
nació para dar a la gente el poder de compartir
y
hacer del mundo un lugar más abierto y conectado".
Mark Zuckerberg, creador de Facebook.
"Twitter
se ha convertido en el sistema nervioso de nuestras sociedades
y hay
que aprender a utilizarlo".
José Luis Orihuela, profesor Universidad de Navarra, España
Como
se lee, la primera cita del artífice de Facebook, una de las redes sociales más
poderosas e influyentes del mundo, se refiere a la existencia de un espacio más
plural, relacionado y hasta democrático, para la vida misma de sus usuarios;
mientras que la segunda, hace alusión a un medio digital medular en los grupos
sociales contemporáneos pero bajo la advertencia, quien sabe si previniendo peligros
inminentes o simplemente incitando a conocerle, para garantizar la
supervivencia del ser humano en estos tiempos.
Pero
al margen de estas consideraciones y de lo que cualquiera pudiera suponer sobre
la magnitud del poder que ejercen las redes sociales en la actualidad, lo que
sí es evidente, es que este dominio se refleja en los cambios de conducta de
los individuos que ocupan más de la mitad del tiempo mientras están despiertos,
conectados a dispositivos electrónicos con acceso al internet. Al analizar los
horarios de mayor conexión a Facebook o a Twitter, queda demostrado a través de
aplicaciones gratuitas que levantan métricas de datos, que el individuo recurre
a su teléfono inmediatamente al despertar por las mañanas, cuando va al baño,
después de comida y varios minutos antes de dormir. De modo pues, que la
evolución de la tecnología como creación humana y que históricamente ha evidenciado
la psiquis de quien la inventa y sugiere las herramientas que utiliza para
garantizar su supervivencia, se convierte en un tema interesante de estudio.
En
la historia reciente, muchos estudiosos han afirmado que el lenguaje viene a
ser la materialización del pensamiento a través de la comunicación y que ésta a
su vez, tiene la capacidad de revelar las expectativas de vida del individuo y
el cómo las utiliza, permiten entender su consciencia del entorno que lo rodea,
ofrece pistas sobre sus estados emocionales y los mecanismos que utiliza para dar
a conocer sus intereses individuales y colectivos.
Ahora
bien, cuando se presentan situaciones de emergencias, en el imaginario
colectivo de quienes reciben informaciones sobre los riesgos y los posibles
efectos que causarían fenómenos meteorológicos que pudieran amenazar contra la
vida misma de los individuos, se dispara inmediatamente la necesidad de
utilizar estos espacios como el creado por Mark Zuckerberg, para ejercer el poder informativo dejando claro quizás dos marcadas
tendencias: 1) La de prevenir el peligro a través de la alerta temprana o 2) La
de buscar protagonismos y añadir consciente o inconscientemente, más alarma social de la que de por sí, causan
los eventos adversos tales como terremotos, accidentes, inundaciones y ciclones
entre otros.
Siendo
la seguridad, una de sus principales necesidades en las sociedades en las que
se desenvuelve, con frecuencia y sin saberlo, en cualquier momento y desde
cualquier lugar del mundo, las personas se convierten en testigos y artífices
cual reporteros de las más grandes cadenas de televisión de situaciones de
crisis a través de las redes sociales, aventajando muchas veces en inmediatez,
influencia y popularidad, a los propios organismos de socorro, seguridad y
atención de emergencias de los Estados.
Esta
realidad, representa un gran reto para estos tiempos saturados de complejidades
informativas y de entornos dinámicos. Por un lado, las autoridades, ya no sólo
deben contar con la capacidad material, humana y estratégica para dar respuesta
a las situaciones de riesgo a las que se expone la ciudadanía; ahora además
tienen que estar preparados para comunicar oportunamente para la prevención y
monitorear las posibles tergiversaciones que puedan colarse en los entornos
virtuales, por parte de desaprensivos que viven de la espectacularidad y nutren
a sus audiencias de morbo y amarillismo noticioso.
Por
otro lado, recurrir al hermetismo informativo o salir airadamente a desmentir
ante la opinión pública rumores falsos que puedan circular por las redes
sociales, puede deslucir con una rapidez asombrosa a instituciones o a personas
frente a un universo que cuenta con iguales facilidades y poder de difusión
para subir miles de millones de datos multimedias sobre accidentes aéreos, de
tránsito, inundaciones, terremotos, tsunamis y hasta asaltos a banco casi de
manera simultánea como lo registran las cámaras de vigilancia.
De
allí la importancia de mantener las cabezas de los sistemas bien puestos sobre
los hombros, para que el resto del cuerpo funcione de manera coordinada y
eficiente, en todos los ámbitos, también desde la comunicación. Porque tan necesario
como “hacer” es “decir”, así como lo que “no se dice” no “es”. Y esto aplica no
sólo para quienes dirigen las instituciones creadas por Ley para velar por la
defensa y la seguridad nacional, también tiene que ver con las instituciones
educativas, los actores que dirigen a las sociedades e incluso los padres de
familia, porque en definitiva todos inciden y forman parte de un mismo sistema.
Si
se analiza, a partir de la creación de las poderosas e influyentes redes
sociales Twitter, Facebook, Youtube e Instagram entre otras, los cambios en los
hábitos de conducta cada vez son más obvios. Actualmente, hay más teléfonos que
baños, lo que significa un dilema de desarrollo; en Latinoamérica solamente, se
estima que para el año 2017 habrá 145 millones de teléfonos inteligentes o
smartphones vendidos y en el mundo más 50 mil millones de aplicaciones
instaladas en diferentes sistemas operativos móviles. Según Sola, A. (2013) las
razones son simples: “permiten velocidad y procesamiento en tiempo real, y en
cuanto costos: facilitan la reducción de personal y tiempo”. (1)
Siendo
así, se necesitarán entonces dirigentes innovadores, capaces de convertirlas
redes sociales en nuevos tableros de conversación para planificar y ejecutar
estrategias de seguridad y gestión del riesgo en un Estado. Esto, sería muy
oportuno, frente a las advertencias de la Organización de las Naciones Unidas,
que afirma “para el año 2050 las pérdidas mundiales por efecto de emergencias,
ascenderá a 300 mil millones de dólares y dejarán cerca de 100 mil víctimas
mortales cada año”. (2)
Así
que si se analiza la potencialidad que tienen las llamadas TIC´s (Tecnologías
de la Información y las Comunicaciones) y su grado de aplicación en diferentes
instancias, se vislumbra existe todavía mucho por hacer, descubrir y ejecutar.
Habría que imaginar por ejemplo, lo útil que resultaría incluir estas nuevas herramientas,
en la prevención y la reducción de riesgos en catástrofes o fenómenos
naturales, especialmente en países susceptibles de ser alcanzados por estas
condiciones recurrentes cada año.
Tal
es el caso de países como República Dominicana, que en sus últimos 140 años ha
sufrido la embestida de 74 ciclones. Una de las tormentas tropicales más
recientes, Erika, fue quizás una de las más esperadas por el aliciente que
supondría la caída de lluvias en plena época de sequía; pero también hubo otra
a la que se llamó “Chantal” la cual amenazó de convertirse en huracán en el año
2013 y mantuvo en vilo a todo el país. Otras visitas no deseadas en la Isla
Hispaniola, resultaron ser el ciclón Georges (1998) el cual desoló al país con
pérdidas cuantiosas en su producto Interno Bruto según el Informe de Desarrollo
Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD); el ciclón
David y la tormenta Federico (1979).
En
entrevista a Bolívar Ledesma, director del Departamento de Pronósticos de la
Oficina de Meteorología de República Dominicana, se afirma que un fenómeno
similar se suele producir cada dos años, demostrando la alta frecuencia
cliclónica que acecha a este país caribeño, siendo su punto más crítico entre
el 15 de agosto y el 15 de septiembre. Sin embargo producto de los cambios
climáticos y los efectos del fenómeno de ”El Niño”, la temporada ciclónica del
2015 ha sido menos activa y se reflejó en la escasez de lluvias y la prolongación
de una sequía que afectó la producción agrícola y los niveles normales del
vital líquido en los principales embalses de ese país.
Es
importante tomar en cuenta que República Dominicana es un país que vive del
turismo, por lo que sería idóneo aprovechar esta coyuntura para sentar los
mecanismos de prevención adecuados, contando con las nuevas herramientas de
interacción social y unas aplicaciones que, lejos de tener un rol de
entretenimiento, se conviertan en plataformas para salvar vidas humanas y
reducir los daños materiales.
Este
propósito por supuesto, encajaría perfectamente con la misión de las
instituciones que conforman el Sistema Nacional de Prevención, Mitigación y
Respuesta ante desastres en este país del Caribe y que tienen ante sí una
oportunidad histórica de gestionar la seguridad y el riesgo, también en los entornos
virtuales. Hay que recordar, que en la Estrategia Nacional de Desarrollo para
el año 2030, se pretende un Plan de País a largo plazo y en cuyo cuarto eje
estratégico, está contemplado el logro de una gestión eficaz de riesgos y la
minimización de pérdidas humanas, económicas y ambientales a partir de la
activa participación de las comunidades y gobiernos locales. (3)
Ante
estos antecedentes que se enmarcan en un panorama de políticas públicas bien
definido, no hay que olvidar las emergencias seguirán ocurriendo cada año en la
región del Caribe, continuarán asociadas a la temporada ciclónica, y es aquí
donde la comunicación oportuna podrá salvar vidas y más ahora, cuando las
conversaciones fluyen y se tejen realidades virtuales de manera simultánea a lo
que ocurre en el espacio físico.
En
este contexto, la percepción sobre la seguridad cobra importancia como tema
mediático en las sociedades y la estrategia se perfila como hoja de ruta que
determinará términos del debate, así como la posición sobre qué quiere y qué
debe hacer su gente. Las ahora de moda redes sociales, como creaciones humanas,
convendrían estén al servicio del hombre pero con fines útiles, preventivos,
también en especial a disposición de personas con discapacidad, quienes en
medio de eventos de conmoción social, se convierten en blancos vulnerables.
Obviamente
tocar este tema, obliga a realizar algunas interrogantes sobre cómo entonces la
comunicación digital y el rol de la educación también desde el ámbito
universitario, puede contribuir en la reducción del riesgo, tomando como
referencia las últimas consultas que expertos realizan con relación al Marco
internacional de HYOGO post 2015, para la reducción de desastres que pretenden
los gobiernos del mundo, adoptar para cada uno de sus países.
Hoy
día, autoridades civiles y del alto mando militar en República Dominicana,
afirman las redes sociales están eliminando las burocracias informativas y las
formalidades para conocer sobre los detalles de cualquier situación de peligro
y que sus mensajes, bien orientados, pueden utilizarse en cualquiera de los
tres campos de acción en medio de una crisis: en la prevención, la alerta y el
acceso rápido a las comunidades afectadas. El que se entienda que la efectiva
comunicación en medio de crisis ayuda en los trabajos operativos en medio de
desastres por crear espacios de interacción directa con los ciudadanos, abre la
oportunidad de diversificar las alternativas para conectar, educar y difundir
mensajes preventivos aprovechando las tecnologías de la información.
A
propósito, hace menos de tres años que la Federación Internacional de la Cruz
Roja publicó el “Informe Mundial sobre Desastres 2013”, el cual tiene como tema
central: “La tecnología y la acción humanitaria”. En este documento la
institución analiza cómo esta revolución en las comunicaciones, está influyendo
enormemente en la forma en que las personas responden a las emergencias. El
estudio indica que en todo el mundo hay actualmente 6.8 billones de
suscripciones de telefonía móvil y 2 mil millones de suscripciones de acceso
móvil en banda ancha a Internet. Estas cifras llaman la atención, en virtud de
que la población mundial suma más de 7 mil 100 millones de personas. Con todo,
sigue habiendo una brecha digital importante: “la experiencia indica que,
aunque después de un desastre, más del 90 por ciento las vidas salvadas corren
por cuenta de vecinos locales, paradójicamente, son éstos quienes suelen estar
en las situaciones más vulnerables para acceder a las tecnologías”. (4)
Según
reportes de la Cruz Roja Internacional, durante el tifón Pablo en el año 2013,
los equipos de intervención de emergencia en Filipinas (donde más del 90% de la
población tiene un teléfono móvil) procesaron miles de mensajes en Twitter
—incluyendo imágenes y vídeos— y trazaron rápidamente mapas de los daños
ocasionados por la tormenta, que ayudaron a orientar su respuesta con mayor
eficacia. Estas nuevas tecnologías, cuando se combinan con imágenes de satélite
y sistemas de información geográfica (SIG), permiten a las organizaciones de
socorro determinar con precisión el lugar donde se necesita asistencia.
Así
que para los fines de las investigaciones que se realizan en República
Dominicana sobre la incidencia de la comunicación digital en la gestión del
riesgo (5), el difícil
acceso para dar asistencia en lugares remotos cuando las vías de acceso como
puentes y carreteras colapsan en medio de inundaciones propias de la temporada
ciclónica, pudieran estas mismas tecnologías, convertirse en útiles herramientas
alternativas para el procesamiento de datos necesarios para salvar vidas.
La
Federación de la Cruz Roja afirma en el informe también que “la publicación de
datos en las redes sociales durante las fases de las emergencias, han servido
de referencia a las instituciones que garantizan la seguridad y la gestión del
riesgo”, un señalamiento interesante para quien suscribe, porque si se organiza
la población y se le educa para que lo haga de una forma mejor planificada,
pudieran quizás surgir mejores resultados para la respuesta inmediata en
situaciones de crisis.
Socialmedia en emergencias / Fuente: Cruz Roja Internacional (2012)
Precisamente este activismo y dinámica informativa en las
redes sociales, fue lo
que llevó a la Cruz Roja a ampliar proyectos socialmedia exitosos, en los que combina
estrategia de comunicación con la seguridad y gestión del riesgo. De allí surge
el Digital Operations Center (2013), una iniciativa creada en conjunto con la
empresa informática Dell, para formar la primera plataforma
dedicada a monitorear desastres y emergencias, sirviendo como un medio
informativo instantáneo de consejos y tips sobre qué hacer en caso de desastres
naturales. El centro DOC, por sus siglas en inglés, permite la participación de
voluntarios digitales que ayudan a responder a preguntas como:
“¿Dónde
se encuentra el albergue o el centro de abastecimiento más cercano? ¿Dónde hay
suministros de agua y alimentos?” durante los periodos de emergencia.
En este
sentido, vale la pena destacar también, los aportes hechos por Meier, P. (2012)
un científico de origen africano del Qatar Computing Research Institute y quien desarrolla el Proyecto de
Inteligencia para dar Respuestas a Desastres con un sistema de software libre
que utiliza algoritmos de clasificación automática de tweets a gran escala (con
especificaciones de necesidades, gestión de ayuda, etc.). Este científico determinó junto a su equipo de
investigación, que en noviembre del año 2012 más de dos millones de tweets
fueron difundidos durante el huracán Sandy, menciona como antecedente de su
trabajo que en el 2011 más de cinco mil 500 tweets por segundo fueron difundidos tras el tsunami y el terremoto en
Japón, y que en enero del 2010 los usuarios de esta red social publicaron más
de dos millones de tweets sobre Haití tras el terremoto de enero en Puerto
Príncipe.
Patrick Meier-Tifón Filipinas / Página de Sal Gentile /
PopTech (2010-2013)
Meier, es
creador de la tecnología CrisisMapping, una plataforma que rastrea y vectoriza
en tiempo real, mapas interactivos con datas de emails, mensajerías de
teléfonos celulares, redes sociales y que le llevaron a diseñar la web
www.micromappers.com a través de aplicaciones microtraskings y que a su vez,
hacen posible la creación de una “Red Digital Humanitaria”. El antecedente más
reciente de sus investigaciones, se registra en el año 2008 cuando surge la
primera generación de estas TIC´S humanitarias. En Kenia un grupo de
voluntarios digitales, hicieron posible con la plataforma “Ushaidi” la creación
de mapas interactivos a través de registros geoespaciales durante los
conflictos de violencia en pleno proceso electoral. Más tarde cuando el
terremoto de Haití 2010, desde su oficina en Boston, Meier utilizó el
geoetiquetado de las informaciones online, y con mapas interactivos, movilizó a
cientos de miles de voluntarios para ayudar a víctimas debajo de escombros y
ayudó en el suministro de medicinas en las zonas más necesitadas.
Un año más
tarde en el 2011 con el terremoto y tsunami de Japón, pudo detectar con su
equipo de trabajo, la emisión de unos 300 mil millones de tweets por minuto en
el mundo; la frecuencia de tweets por mes en ese mismo año se mantuvo en 100
millones y en el 2012 se duplicó a 200 millones. Más recientemente, con el
Tornado de Oklahoma, lograron rastrear unos 2,7 millones de tweets
clasificados, pero suponen se compartieron unos 10 millones de mensajes, en las
primeras 48 horas después de pasada la tormenta de arena.
Hay quien
se preguntará cómo funciona el Dashboard con el que experimenta Meier, y la
respuesta es que el equipo trabaja con un sistema para
extraer automáticamente información de mensajes de microblogging en tiempos de
desastre. Este, utiliza técnicas de aprendizaje automático del estado de la
técnica para clasificar los mensajes en conjunto de clases de “grano fino” y
extraer información estructurada autónoma aprovechable en análisis de datos
complejos y la integración más allá de texto plano.
El sistema fue probado en un
desastre relacionado con el mundo real y un conjunto de datos que consta de
cientos de miles de mensajes de microblogging. Los datos de entrenamiento para
el aprendizaje de técnicas se ha generado utilizando redes de colaboración
ciudadana (crowdsourcing) y la meta que se plantea él, junto al grupo de
científicos con los que trabaja, es demostrar que el Twitter Dashboard o
“tablero experimental” proporciona a las organizaciones humanitarias, como la
Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios
(OCHA) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) una plataforma que les
permitirá crear sus propios clasificadores automáticos en tiempo real.
Como
se aprecia, estas propuestas podrían romper el paradigma tradicional que existe
sobre la responsabilidad exclusiva de los organismos de socorro y de las
instituciones responsables de garantizar la seguridad de la ciudadanía, en
escenarios de crisis como los que surgen con el paso de los huracanes, para dar
cabida a la útil colaboración ciudadana. Se trata pues, de recursos
tecnológicos aprovechables y sin dudas, posibilitadores de una fluida
circulación de información más precisa sobre los hechos, en donde las personas
comunes y corrientes, se convierten en protagonistas y gestores activos de
ayuda, aunque lo hagan desde la comodidad de sus casas u oficinas.
Al
revisarse otras inventivas surgidas a propósito del uso del Twitter en
situaciones de emergencias y desastres, vale la pena destacar el trabajo del
español Luis Serrano, (2012) creador del equipo Socialmedia
VOST España, cuyas iniciales significan Virtual Operation Support Team (Equipo
de apoyo
de operaciones virtuales). A través de la cuenta en Twitter (@vostSPAIN) este grupo de colaboradores
ciberconectados, apoya a las distintas administraciones en la identificación y
desactivación de rumores sobre emergencias en el país ibérico.
El
grupo surge por la necesidad en España, de crear un medio que contrarrestara en
las mismas redes sociales, las informaciones falsas o equivocadas en medio de
emergencias. Uno de sus casos más exitosos, tienen que ver con los incendios
forestales del año 2012 y en los que fue posible la coordinación con los
centros de Emergencias 112 y los servicios de bomberos en las ciudades de
Madrid, Barcelona y Canarias. Ciertamente, no todo dato que circula por las
redes sociales procede de fuentes oficiales y su información es verificable.
Así que en este sentido, VOST se considera una referencia importante para
activar redes de colaboradores digitales, pero también para crear mecanismos de
contrainteligencia.
Vale
la pena destacar que en Latinoamérica, ha tomado muchos años incorporar
programas educativos a todos los niveles, incluso en los pensums de estudios
universitarios y que por tanto, la expansión de una cultura de prevención como
base para la gestión del riesgo, no ha sido una tarea fácil para quienes han
tratado de modelar y ejecutar políticas públicas en este sentido. Muchas veces
por razones económicas e inconstancia del tema en las agendas de gobierno, son
muy escasos los especialistas en el área, y por consiguiente muy pocos lo estudiosos en
el área. Esto pudiera explicar quizás, el bajo número de investigaciones
formales en este sentido, en especial en la región del Caribe donde
paradójicamente, está trazada la ruta natural por la que cada año cruzan y
devastan a su paso los huracanes.
En
países, como República Dominicana, donde las empresas de telecomunicaciones
locales por la Ley 147-02 sobre Gestión del Riesgo, están obligadas a servir al
Estado en situaciones de crisis, pudiera pensarse que este tipo de innovaciones
en estrecha colaboración con las instituciones que componen el Sistema Nacional
de Emergencias, podrían aprovecharse aún más las posibilidades que ofrece la expansión
rápida de mensajes por medios como Facebook y Twitter.
A
propósito del tema, para el año 2013 en la República Dominicana,
quien suscribe, presentó ante la Defensa Civil Dominicana y en consonancia con
lo planteado por el Plan Nacional de Gestión del Riesgo, un “Proyecto para la
creación de una coordinación Socialmedia, que articule las estrategias de
comunicación digital preventivas” (6). La propuesta, incluida en el Libro
#SoyPreventivo: Redes sociales, seguridad y emergencias” pretende contribuir
con los trabajos de difusión de la Comisión Nacional de Emergencias de la
República Dominicana, a través de la Defensa Civil Dominicana y de sus cuentas
en redes sociales para lograr la prevención y reducción de riesgos, prestar
asistencia a la población en caso de desastre y propiciar la resiliencia.
Y
es que para nadie es ya secreto, que medios sociales como Facebook, Twitter,
Instagram y YouTube entre otras, tienen un poderoso y masivo alcance para
facilitar el intercambio de conocimiento. Por eso ahora es un reto demostrar
científicamente, que pueden resultar muy útiles en la prevención, mitigación y
el manejo del desastre, así como en la coordinación de ayuda en medio de una
crisis humanitaria provocada por un evento (natural o causado por la
intervención del hombre). Aunque de forma tímida y aislada, pero sí progresiva,
se comienza a comprender que son
herramientas funcionales para detectar necesidades, coordinar acciones en medio
de crisis y evaluar resultados post-desastres de una forma ciber-colectiva.
Específicamente
Facebook y Twitter, han dejado de ser espacios para el ocio y la diversión;
ahora investigaciones evidencian que están incidiendo en la conducta de los
individuos y de los grupos sociales que agrupan estas redes. Sobre el tema, un
estudioso y gran apasionado en estas discusiones Fowler, J. (2013) de la
Universidad de California, sostiene que “así como el cerebro puede hacer cosas
que ninguna neurona consigue por sí sola, las redes sociales logran lo que una
persona no puede hacer en solitario a través de sus mensajes”. (p.7)
Con
esta afirmación Fowler, plantea un efecto de contagio a partir de la
consciencia del individuo sobre el poder mediático y su comprensión de cómo las
informaciones difundidas pueden incidir en los comportamientos humanos. Esta
lógica se refleja a diario en el mundo, cuando medios de comunicación,
empresas, algunas instituciones del Estado y actores de la vida pública
nacional (hoy día con la mayor cantidad de seguidores en Twitter en el caso de
la República Dominicana) emiten mensajes que rápidamente se expanden, influyen
y hacen reaccionar al colectivo con altas dosis de intencionalidad.
Por
otra parte, es oportuno recordar el planteamiento del comunicador
social-periodista colombiano Juan Trillos (2011) quien en su libro “La facultad
predictiva del lenguaje: de la comunicación celular a la comunicación digital” recuerda
que:
“la
humanización del lenguaje es el proceso posterior a la hominización y que trata
del fenómeno en el que el Homo sapiens construye sociedades a partir del
progresivo desarrollo del pensamiento-lenguaje, que se verá reflejado desde el
instante mismo en que empieza a usar herramientas de manera consciente con
fines a mejorar sus condiciones de vida. (p.63)
Es
así como explica que no hay lenguaje si no hay pensamiento y no hay pensamiento
fuera de la vida orgánica. La vida entonces tiene en el lenguaje la herramienta
para expresar su pensamiento, y éstas la extensión del pensamiento del hombre.
Afirma que por las herramientas, se conoce al hombre, que estructura de pensamiento
ha tenido en su evolución. De modo que si se conocen sus herramientas, dice,
“también es posible determinar el estado evolutivo de su lenguaje, recordando
que nada evoluciona sino por la vida misma que siempre ha estado impulsada por
un tipo de pensamiento predictivo”. (p.74)
Y
de hecho, con el surgimiento de las redes sociales, se han generado intensos y
acalorados debates en torno a su utilidad, la criticada enajenación de las
generaciones más jóvenes sumergidos en las redes de los entornos virtuales o la
manera en la que se evidencian notorias mutilaciones en la redacción o el
adecuado uso de la ortografía. Esto, hace recordar la reflexión de Trillos en
la que expresa, que la postura correcta no sería atacar la tecnología o
calificarla de buena o mala, sino de someterla a la voluntad consciente del
hombre y ponerla al servicio del progreso de las sociedades.
Mc
Luhan, M. (1964), uno de los teóricos de la comunicación más famosos y
controvertidos de las décadas de los años 60 y 70, autor del revolucionario
libro “Understanding Media”, frente a los cambios de lo que él llamó “La era
electrónica”, dijo que sería necesario un modelo de comunicación que pusiera en
funcionamiento el hemisferio derecho para cumplir con su función multipolar,
multimediática, de procesos paralelos y multilaterales, cualitativa, holísitica
e integradora. Por otro lado, Jean Cloutier (1995) plantea un nuevo modelo
comunicacional, el “EMEREC”, que “no enfoca la comunicación simplemente como
una transmisión de información como el modelo antiguo, sino también como un
sistema abierto de interrelaciones”, (p.264). EMERC viene, según su autor, del
acrónimo del Homocomunicans, quien al mismo tiempo es Emisor-Ente-Receptor.
Este modelo es sistemático y abierto.
También
De La Torre (1996) explica que una comunicación es eficaz no sólo cuando un
emisor logra poner en la mente del receptor el mensaje deseado, sino también
cuando logra la intención que tiene dicho mensaje. De modo que existe
comunicación eficaz cuando se manifiesta la acción deseada en el receptor como
consecuencia del mensaje comunicado. Es por tal razón que una comunicación
eficaz se relaciona con el de influencia, y la influencia, precisamente es uno
de los elementos más evidentes e incisivos en las dinámicas informativas de las
redes sociales. Es la sangre que corre por las venas de los procesos
comunicacionales de esta maraña difícil, pero fascinante de interpretar.
Redes sociales y dinámicas de
información en emergencias
La
teoría de “Los seis grados de separación” de Stanley Miller (1953), explica en
términos sencillos el cómo operan las redes sociales para conectar a conocidos
y desconocidos en el planeta. Esta se sustenta en la hipótesis que intenta
probar que “cualquiera en la tierra puede estar conectado a cualquier otra
persona del planeta a través de una cadena de conocidos que no tiene más de
cinco intermediarios (conectando a ambas personas con sólo seis enlaces)”.
El
concepto está basado en la idea de que “el número de conocidos crece
exponencialmente con el número de enlaces en la cadena, y sólo un pequeño
número de enlaces son necesarios para que el conjunto de conocidos se convierta
en la población humana entera”. (8)
Esta teoría también está contenida en el libro “Six Degrees: The Science of a
Connected Age” del sociólogo Duncan Watts (2003) y que asegura que “es posible
acceder a cualquier persona del planeta en tan sólo seis “saltos”, a través de
una suerte de efecto contagioso que se activa cuando somos conscientes del
poder de las redes y se entiende cómo podemos influir en el otro”.
Estas
teorías, podrían explicar cómo una red en apariencia tan sencilla como Twitter,
se ha convertido en una de las redes sociales más conocidas e importantes en
todo el mundo, también en la República Dominicana (aunque no tanto como Facebook
que alcanza más de 3 millones de cuentas en el país) y que tan sólo consiste en
un servicio de microblogging cuya sede se encuentra en San Francisco California
en los Estados Unidos.
Gráfica que explica teoría “Seis grados de separación”
Stanley Miller (1953) Fuente: Ceinett Sánchez (2014)
Según
Nicolás Miguel Angel (2012) en su libro “Estrategias de Comunicación en redes
sociales: usuarios, aplicaciones y contenidos”, hoy días las redes sociales incluyendo Facebook con más
de 2,5 billones de usuarios en todo el planeta, permite a sus usuarios: crear,
compartir, divertirse e informarse. Reseña Miguel Angel que instituciones como la Cruz Roja Internacional les
utiliza como medios para difundir información crucial durante
catástrofes, ocupando el cuarto lugar en el mundo, como fuente más
popular para acceder a la información de emergencia. También dice se usan como
herramientas de gestión para canalizar peticiones de víctimas que solicitan asistencia
tras un desastre o para crear conciencia de la situación.
Pero hay otros datos aún más
interesantes. Estudios epidemiológicos mundiales documentan tasas elevadas de
trastornos de salud mental, como la ansiedad, el estrés postraumático y el abuso
de sustancias en los entornos posteriores a un desastre, científicos de la Cruz
Roja entienden que las redes facilitan la extensión del apoyo social y
ayudan a canalizar el acceso a comida, agua y un refugio, para que los
sobrevivientes puedan recuperarse mejor de estas
alteraciones. En este sentido, varios investigadores como César Pintado (2012),
autor del ensayo “Las redes sociales y la defensa, un análisis DAFO” sostienen
la hipótesis de que “las redes sociales ofrecen un beneficio psicológico a los
sobrevivientes del desastre, ya que su participación en la respuesta a la
crisis en línea, satisface la necesidad psicológica de contribuir y ayudar a
otros”.
Si se recuerda, cuando ocurrió el
Terremoto de Haití en el año 2010, los
sobrevivientes del desastre utilizaron las redes sociales para contar sus
historias y esto, a su vez, condujo a la respuesta de los principales medios de
comunicación sobre la tragedia. Esto demuestra que los espacios online se
convierten en instancias virtuales de los entornos físicos dañados, a los que
los supervivientes paradójicamente muchas veces no pueden acceder. Estas instancias virtuales de comunidades físicas, son utilizadas como puntos de
conexión y lugares para intercambiar apoyo social.
Siendo
así, las instituciones que componen el Sistema Nacional de Prevención,
Mitigación y Respuesta ante desastres en la República Dominicana y cuyo
funcionamiento en emergencias están regidas bajo la Ley 147-02, tendrían la
potencial oportunidad de gestionar la seguridad y el riesgo del Estado, también
en los entornos virtuales aprovechando romper con el prejuicio de que las
brechas digitales existen por el analfabetismo que impera en los países en vías
de desarrollo. Y es que al revisar la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030
como doctrina del Estado dominicano en el largo plazo, su cuarto eje
estratégico contempla:
“la
intención de alcanzar para sus habitantes los resultados de una eficaz gestión
de riesgos y minimizar pérdidas humanas, económicas y ambientales a partir de
la activa participación de las comunidades y gobiernos locales, la reducción al
máximo posible de los daños y la posibilidad de recuperación rápida y
sostenible de las áreas o poblaciones afectadas”. (9)
Esta
visión estratégica necesariamente hay que asociarla con la realidad que hay en
la región del Caribe durante cada temporada ciclónica; las coordinaciones
logísticas y operativas en momentos críticos, requieren de la información
inmediata para salvar vidas y salvaguardar bienes materiales. Es por eso que
los mensajes de anticipación y soluciones, se convierten en una gran ayuda,
especialmente donde las catástrofes tienen un carácter cíclico y pueden
preverse por medios científicos y de comunicación digitales.
Cuando la situación de crisis es
inminente o ya se ha desencadenado por la evolución de huracanes o cualquier
otro evento, las estrategias de seguridad de los estados se sustentan en
mensajes de alerta y pre alerta, así como de las recomendaciones que los acompaña.
Esto es, para que la información llegue a los ciudadanos y se reduzcan lo
máximo posible los riesgos ante el probable impacto de los acontecimientos y se
maneje oportunamente la percepción de seguridad ante la opinión pública.
El
hecho de que en la República Dominicana existan en Facebook más de 3 millones
de cuentas creadas y más de un millón en Twitter para el momento de la
redacción de este estudio (en total casi la mitad de habitantes en el país)
según el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones, existe una potencial
oportunidad de activar agentes de cambios que favorezcan el cuidado de la vida
en un país que tarda tanto económica y culturalmente para recuperarse de sus
tragedias y en el que existen lagunas sobre cómo poner en funcionamiento
efectivas estrategias de comunicación para la gestión del riesgo.
A
pesar de que se conoce a través de la observación, una tendencia entre los
usuarios del Twitter a compartir informaciones (o a retuitear) sin verificación
de fuentes o autenticación de datos, desde una óptica positiva, pudieran
considerarse cada ciudadano de ese universo de más de un millón de twitteros,
potenciales viralizadores de datos útiles para la prevención.
Así
que al pensar en las redes sociales como termómetros de diálogo compartido para
lograr una efectiva comunicación del riesgo y la seguridad en medio de emergencias,
valdría la pena preguntar: ¿En qué grado pueden contribuir los usuarios del
Facebook o el Twitter en las estrategias de seguridad y gestión del riesgo desde
sus países? ¿Hasta
dónde se cree llegan e influyen los mensajes emitidos por usuarios en Twitter en un
momento específico? ¿Cuáles de estos mensajes pueden orientar antes, durante y
después de un evento adverso a la ciudadanía? ¿Realmente están definidas
estrategias comunicacionales para la prevención como políticas públicas frente
a emergencias? ¿Reflejan las cuentas en Twitter oficiales, la identificación y
el compromiso con la gestión del riesgo?
El pensador José Martí (1880) dijo una vez “ver
después no vale, lo que vale es ver antes y estar preparados”, así que hay que
evitar que los riesgos de hoy, sean los desastres del futuro. Por eso finalmente se
recomienda a los gobiernos, en especial a los de nuestra del Caribe, así como a
los empresarios y propietarios de medios de comunicación apoyar la conformación
y constitución por Ley, de equipos con gente joven, creativa y con criterio editorial, cuyos miembros
tengan acceso constante a programas de capacitación y formación técnica,
también de estudios especializados en servicios de inteligencia. Así sería
posible regular entre otras cosas, la gestión de las redes sociales institucionales
y optimizar la incidencia de sus informaciones de orientación, en la detección
de necesidades, gestión de ayuda y etapa post-desastre de los eventos que
afectan a la población.
A
ellos también, se les recomienda respaldar la creación de grupos voluntarios
digitales, a través de una plataforma única de información, desde la cual pueda
manejarse una data útil en las diferentes etapas de la gestión del riesgo, que
permita la verificación de comunicados oficiales y la participación
colaborativa de los usuarios conectados e interesados en ayudar. A la Comisión
Nacional de Emergencias de República Dominicana y del mundo, se sugiere
facilitar el acceso público a los mapas de riesgo actualizados (los que se
tengan) y que reflejen la realidad de las amenazas y vulnerabilidades de su
territorio, de manera que pueda garantizarse un monitoreo permanente de sus
condiciones geográficas y se produzca la cartografía resultante de forma
continua.
Hay que tener en cuenta que los países
de América Latina y de la región del Caribe en especial, comparten un espacio
geográfico estratégico y envidiable, donde se manifiestan fenómenos naturales y
socio-naturales potencialmente peligrosos y vulnerables tales como sismos,
tormentas, tsunamis, huracanes, erupciones volcánicas, etc. Estas
características asociadas a condiciones de pobreza, ocupación de territorios
inseguros como lugares de vivienda, deficientes servicios de educación y salud
e insuficientes espacios de participación social en los procesos de desarrollo,
generan altas condiciones de riesgo.
En adición, se presentan otros
peligros de pequeña intensidad o llamados “silenciosos” tales como
inundaciones, deslizamientos, heladas y sequías que no causan mayor impacto
nacional e internacional, pero generan una importante desestabilización
económica local, agudizando las condiciones de pobreza de los más
vulnerables.
De manera que se hace
inminente la integración del enfoque de la gestión del riesgo en el sector
educativo, una condición que será determinante para lograr incrementar la
concientización sobre el efecto y causa de los desastres, tomando en
consideración el modelo de desarrollo en el que no se valore únicamente el
crecimiento económico y los patrones de consumo actuales. En definitiva, hay
que seguir trabajando porque las escuelas incluyan programas académicos que
motiven la expansión de una cultura para la prevención, esencial en el proceso
de desarrollo sostenible de los países, que reduzcan los riesgos de desastres y
fortaleciendo las capacidades de respuesta frente a las emergencias.
Sólo en la sensibilización, la movilización y el aprovechamiento
de las herramientas tecnológicas adecuadas a través de un lenguaje directo,
claro, inclusivo, participativo y que enamore en especial a los más jóvenes que
suelen mantener una relación hipnótica con sus aparatos móviles, podrá afirmarse que las redes sociales
servirán más que para colgar contenidos cargados de selfies y chismes, es
posible orientar su uso, para lograr niveles de comunicación cada vez más
efectivos del riesgo y de seguridad para la República Dominicana y el mundo.
Citas:
(1)
Sola,
Antonio en el año 2013 se refirió a estas citas en su discurso de clausura de
la V Cumbre Mundial de Comunicación Política, celebrada en el Centro de
Convenciones de Cartagena de Indias, Colombia.
(2)
El
libro “Comunicación, Emergencias y Desastres: Periodismo Ciudadano Digital” de
Ediciones UNICARIBE es uno de los primeros esfuerzos de la autora por
profundizar en temas de gestión del riesgo desde la comunicación.
(3)
La
Ley 1-12 Estrategia Nacional de Desarrollo 2030, fue aprobada por el Congreso
de la República Dominicana, y marca las pautas a seguir en seguridad y gestión
del riesgo.
(4)
La Cruz Roja
Internacional lidera uno de los más importantes proyectos en la aplicación de
tecnologías para la ayuda humanitaria.
(5)
La
investigación “Incidencia de la
comunicación digital a través de la red social Twitter en las estrategias de
seguridad y gestión del riesgo del Estado dominicano”, fue presentado como
tesis por la autora para obtener el grado de Maestra en Gestión de Seguridad,
Crisis y Emergencias por el IGLOBAL en Santo Domingo y el Instituto Ortega y
Gasset de España; está basado en un trabajo de clasificación y cuantificación
de datos generados durante la temporada
ciclónica del año 2013, en la cual se formaron más de 18 fenómenos atmosféricos.
También recoge los resultados del curso “Redes sociales, seguridad y
emergencias”, organizado por la Defensa Civil Dominicana, el Centro de Estudios
de Seguridad y Defensa (CESEDE) de la Fundación Global Democracia y Desarrollo
(FUNGLODE) y la Universidad del Caribe (UNICARIBE). En él, participaron los
administradores de las redes sociales de las principales instituciones del
Sistema Nacional de Emergencias y medios de comunicación nacional.
(6)
El
Proyecto para la creación de una coordinación Social Media que articule
las estrategias de comunicación digital preventivas Comisión Nacional de
Emergencias/Defensa Civil Dominicana, fue presentado en el año 2013 en
República Dominicana.
(7)
Fowler
James es un catedrático de renombre en la Universidad de California, donde se
estudian diversos casos asociados al poder del Twitter.
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